jueves, 5 de enero de 2017



POR EL PASO DE UN AÑO A OTRO

ROSARIO HERRERA GUIDO

En compañía de Borges
con tren de andar titubeante
mana el misterio del tiempo
y la certeza de la finitud humana
colmados de nostalgia y esperanza.

No hay instante que no se cumpla
cual acto poético
sobre el abismo de un tic-tac
que sustituye un número por otro
cual metáfora de la muerte
que al instante anuncia vida.

El molinete de la Vía Láctea
más que un fin de año
parece presagiar tormenta
convocada por las Trumpetas

de Thanatos disfrazado de Salvador.

La noche expectante
aguarda los diáfanos retintines
entre racimos de uvas
clementes designios y nobles abrazos
para confirmarnos que el prodigio de ser y no ser pende de la virtud de resistir a las miserias del poder y permanecer en la lucha y la memoria colectivas.


ROSARIO HERRERA GUIDO


Doctora en Filosofía por la UNED (Madrid) y doctora en Psicoanálisis por el Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos de México. En la actualidad es profesora de la Universidad de Michoacán, México. Entre sus libros publicados: Freud y la música, Poética del psicoanálisis. Es también autora de numerosos artículos y coautora de libros colectivos. Para más información,










YA EN EDICIÓN NUESTRA PRÓXIMA BIOGRAFÍA, Nº 34

VIDA DE LOU ANDREAS-SALOMÉ 

DE LIDIA ANDINO TRIONE


12-02-1861 / 05-02-1937

Novelista, ensayista, psicoanalista, amiga inspiradora de autores y pensadores como Nietzsche, Rilke y Freud. Lou Andreas-Salomé escribió profusamente sobre crítica literaria, filosofía y psicoanálisis. Por su indiferencia ante las convenciones morales y una curiosidad insaciable, Andreas-Salomé representó un desafío para la sociedad de la época.





¿QUÉ ME PASA?

LIDIA ANDINO TRIONE




"El corazón me late demasiado rápido, creo que me va a
dar un infarto (...) Esta tos que me apareció hace ya unas
semanas, seguro que es un cáncer en el pulmón (...) Voy
a ir al médico, pero no  a ese que no sabe nada y me
quiere convencer. Mejor iré a uno que realmente sepa."


Frases como éstas, donde el temor a enfermar o la certeza de padecer una enfermedad orgánica grave, junto con el hecho de creer firmemente que ningún médico es capaz de diagnosticarla, es lo que se denomina hipocondría.

En general, ninguno de nosotros debería preocuparse en exceso si experimenta lo que se ha dado en llamar una "hipocondría pasajera", sobre todo en estos tiempos turbulentos que nos ha tocado vivir, épocas inestables que hacen tambalear los estados de ánimo, la propia autoestima, los proyectos personales; de ahí que estos desvelos se manifiesten con cierta frecuencia en malestares físicos. También es habitual que nos inquietemos por nuestra salud cardíaca cuando un familiar o amigo sufre un infarto, o cuando frente a un caso de cáncer de piel comencemos a buscar en nuestro cuerpo algún lunar "sospechoso". Son síntomas pasajeros que no merecen, en principio, dedicarles mayor atención.

El problema surge cuando la convicción de una enfermedad somática grave, su presencia inminente y sus consecuencias ineludibles, dificultan la vida familiar y laboral,  perturbando  el entorno social a tal punto que quien dice padecerla, llega a hacer de la preocupación por el organismo el eje de su vida.

Son pacientes que suelen recorrer consulta tras consulta recibiendo siempre el mismo veredicto médico: todas las pruebas diagnósticas han dado bien, no tiene por qué preocuparse. Y, sin embargo, eso no los calma pues la inquietud persiste a pesar de las evaluaciones y palabras tranquilizadoras. Lo frecuente es que vuelvan reiteradas veces al mismo especialista y luego pidan otra, otra y otra opinión. Hay varios chistes que circulan en los medios de comunicación donde muestran que dicha insistencia, termina siendo mal tolerada por los  profesionales quienes, al escucharle decir que se irán a otro médico para ver si acierta, acaban pensando: "al fin me lo quito de encima". Pero lo cierto es que la medicina tampoco cuenta con instrumentos eficaces para tratar estos casos.

Si el hipocondríaco se siente enfermo,  algo le pasa. Aún cuando la enfermedad  es imaginaria  no finge sus síntomas, el sufrimiento es real; de hecho son personas que llegan realmente a sentirse muy mal. Un temor por la propia salud que se diferencia de los casos de neurosis de angustia en que la preocupación siempre es por la salud ajena.

Existen en la cultura numerosos ejemplos ficticios y reales de esta sintomatología. ¡Con cuánto acierto describió Molière, los mil pesares del enfermo imaginario!, o como el poeta Carlos Barral lo describe en sus versos:  

El miedo, tan extraño,
decrépito, infantil, peor que lo temido.

Y esa es la enfermedad misma, el temor.

Usted sabe que sólo se muere una vez, pero los hipocondríacos se sienten morir todos días.

  Lidia Andino Trione, psicoanalista. 










El editor de libros nos cuenta la relación, primero profesional y después de  profunda amistad, de Maxwell Perkins, unos de los más grandes editores de la literatura Norteamérica,  y el escritor Tom Wolfe.

Es una película correctamente contada y maravillosamente fotografiada. Y poco más. Desaprovecha de una manera lamentable toda la riqueza que se le podría haber sacado a dos caracteres tan contrapuestos  y dos modos de vida  tan alejados  como los del minucioso Maxwell Perkins (interpretado correctamente por Colin Firth ) y el atormentado escritor Tom Wolfe (interpretada por un histriónico Jude Law).

Se podría haber ahondado en el sentimiento de una amistad entrañable y auténtica  que parece que existió entre el editor y el escritor. Se podría haber alejado de los tópicos del escritor maldito y haber acercado al publico los entresijos de la edición de libros del que fue editor de las obras  Hemingway  y Scott  Fitzgerald ,  que a aparecen brevemente en pantalla. Se podría haber perfilado más la relación que Wolf tiene con su amante, una mujer neurótica, interpretada por una Kid  Kiman errática. Se podría…,   pero no se hizo nada para dotarla de  nervio creativo y hondura dramática y  el resultado es una película  olvidable y superficial.

En esta película huera,  un histriónico y pasado de rosca Jude Law da vida a un insoportable Thomas Wolfe recurriendo  a todos los tópicos de la escritura como forma totalizadora de entender la  vida.  Las relaciones de los personajes se nos antojan superficiales y nada significativas por más que las palabras nos digan otra cosa. Película decepcionante, sobre todo, porque se ven en ella grandes posibilidades desaprovechadas. Una pena. Se tiene la sensación que se nos ha dejado con la miel en los labios.

Isabel Bandrés









"Cruzo trillones de moléculas
que se apartan para dejarme pasar,
pero a ambos lados, más trillones
se quedan donde están".

Este pequeño poema lo compone y recita Paterson mientras conduce, como cada día, un viejo y destartalado autobús de viajeros por la ciudad de su mismo nombre.

La película del director Jim Jarmusch nos muestra, durante una semana, la vida cotidiana de un humilde conductor de autobús que escribe poesía sobre las pequeñas cosas de la vida. Aparentemente, pasar, lo que se dice pasar, no pasa nada. Lunes, martes, miércoles… Paterson sigue el mismo horario y hace las mismas cosas: se levanta temprano, desayuna cereales, habla con su compañero de trabajo, vuelve a casa, pasea a su perro Marvin, toma una cerveza en el mismo bar. Sin embargo, cada día hay una pincelada diferente, una vuelta de tuerca sabiamente ejecutada que nos habla de quien es Paterson, de la creatividad del ser humano, del valor de las cosas cotidianas, de la humildad, de la felicidad encontrada en donde realmente sólo se puede encontrar, en las cosas sencillas de la vida. Ese personaje, que puede parecer un soseras de pocas palabras, nos roba el corazón en el primer fotograma. Este hombre sencillo (magníficamente interpretado por Adam Drive), que huye de la tecnología porque desea estar en contacto directo con la vida y los seres humanos, tiene un cuaderno secreto que lleva con él para escribir poesía sobre todo aquello que se le ocurre. La suya es una poesía de lo cotidiano que nos recuerda a los haikus japoneses. Pero además, este personaje singular, ejerce la bonhomía con todos los que le rodean. Sin ponerse campanudo, algo tan típico en estos tiempos, ni dar lecciones de nada, nos muestra una vida rica y profunda que nace de su interior y de su forma de mirar el mundo.

Paterson tiene junto a él a Laura, nombre que coincide con el de la amada de Petrarca, a la que ama. Este personaje, al que da vida la actriz de origen iraní Golfshiteh Farahani de manera muy loable, hace de su contrapunto. Es una vitalista que está entusiasmada con hacerse cantante country y, al mismo tiempo, aspira a poner un negocio de cupcakes. Su creatividad la llevará a pintar, cocinar, soñar… Es una bocanada de aire fresco, que hace que Paterson diga cuando la ve dormir: "Si alguna vez me dejas/ lloraré por mi corazón arrancado/ y nunca lo podre sanar".  

Hay un personaje que no podemos olvidar, Marvin, el buldog de la pareja, con quien Paterson tiene una relación tensa y que protagoniza escenas de un humor parco y efectivo.

Jarmusch ha sabido poner en imágenes el proceso creativo de un poeta de una manera sobria y encantadora, haciendo que cada plano sea un poema. Logra que la poesía no sólo sea la vocación del protagonista sino la razón de ser de la película. Admirador del cine y la cultura japonesa, consigue crear una atmósfera minimalista y hermosa en su austeridad que nos irá envolviendo de una manera sutil. La auténtica protagonista de la  película es la poesía y la fascinación que ejerce sobre los seres humanos por su capacidad de sublimar la vida cotidiana. Paterson ama la vida y porque la ama le pone poesía. Poesías sencillas y sin rima que escribió para esta película Ron Padgett, poeta de la escuela de Nueva York, al que Jarmusch admira. Ese tipo de poesía que hace que lo cotidiano y repetitivo deje de ser aburrido para ser visto cada amanecer con los ojos de quien ve por primera vez la vida.

Esta película nos seduce por su sencillez y nos llega al corazón. Despierta en nosotros una sonrisa interior que perdura mientras la recordamos. Quizá sea porque Paterson es como un buen amigo lleno de sentido común y bondad al que nos gustaría tener cerca.

Yo les recomendaría que fuesen a verla, pero no se lo recomendaría a todos. Hay muchos que se aburrirán porque no es una película al uso de las que estamos acostumbrados hoy en día: no hay violencia, ni sexo, ni efectos especiales, ni tramas enrevesadas. Yo la he disfrutado y  sé que no la voy a olvidar.
            Isabel Bandrés

 










Esta película, basada en un guión de Paul Laverty y dirigida por Loach, ha conseguido la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes de 2016, aunque ha tenido críticas dispares.

El guión sigue las peripecias de Daniel Blake (un ciudadano modélico, humilde, viudo tras años de cuidar a su esposa, carpintero de profesión y de vocación) que tiene la desgracia de enfermar del corazón y ser incapacitado por los médicos para trabajar. Daniel comienza a hacer el papeleo para poder cobrar su pensión de invalidez y es entonces cuando entra en un mundo surrealista, en el que la burocracia del Estado funciona fuera de toda lógica. Una maraña de normas y obligaciones administrativas absurdas y contradictorias dejarán a Daniel indefenso. Se ve obligado a buscar un trabajo que no puede ejercer por prescripción médica, tiene que asistir a cursos para ocupar puestos de trabajo inexistentes, se ve forzado hablar a teléfonos de atención sin que jamás le responda una voz humana y es apremiado a que rellene por internet cuestionarios cuando desconoce el sistema. Los medios de comunicación modernos son utilizados aquí para la incomunicación más absoluta. El Estado, utilizando como avanzadilla a sus burócratas, ejerce un papel perverso: culpabilizar a las víctimas de sus adversidades y, de paso, procurar que no puedan ejercitar sus derechos legítimamente adquiridos. La película nos recuerda El Proceso de Kafka donde Josef K, al igual que Daniel Blake, sufre la agobiante y asfixiante  situación de una maquinaria burocrática que poco a poco se apodera de su vida. Aunque Loach no posee la profundidad y originalidad del escritor checo.       
         
La historia de Daniel no ocurre en el tercer mundo, sucede en un barrio obrero de Newcastle, muy cerca de la frontera con Gales. Realmente, puede ocurrir y de hecho ocurre, en cualquier barrio del mundo occidental. La televisión y la prensa nos informan cada día de casos similares, incluso mucho más sangrantes. Laverty y Loach no se inventan nada, ejercen de notarios de una realidad social alarmante: la expulsión social del sistema de gente honrada. Y contra ese estado de cosas ¿qué se puede hacer? Quizá reivindicar el ejercicio de nuestra humanidad. El protagonista, en un arranque épico pinta en una fachada: “Soy Daniel Blake y soy un ser humano”. Pero no sólo lo escribe sino que ejerce de ser humano con  una madre soltera de dos hijos, con sus vecinos, con sus compañeros y no dejándose intimidar en el ejercicio de sus derechos.

La película  ha tenido críticas desiguales y ha sido acusada, por las menos benevolentes, de panfletaria. Hay que admitir que existe en Loach una tendencia al panfleto y que carga las tintas en un par de ocasiones sin necesidad. Pero las cualidades de esta película son tantas que se le puede perdonar. El humanismo y la empatía que despiertan en nosotros sus personajes superan con mucho los defectos que pueda tener. Nos hacen sentir emoción, simpatía, rabia, solidaridad y, de alguna manera, no podemos evitar hacer nuestras las desdichas de los personajes. Yo diría que el humanismo que destila supera en mucho el slogan de pancarta que indudablemente tiene.

Un buen guión aunque con algunos defectillos, unos buenos diálogos y unos actores estupendos y emocionantes. Yo les aconsejaría que fuesen a verla y se dejasen llevar. Eso sí, si son almas sensibles llévense un paquete de clínex. Lo necesitarán.
            Isabel Bandrés.

 







MUJERES CIENTÍFICAS






ELEANOR FRANCIS HELIN, ASTRÓNOMA



Eleanor Francis Glo Helin (19 de noviembre de 1932 / 25 de enero de 2009) fue una astrónoma estadounidense que organizó y coordinó el International Near-Earth Asteroid Survey (INAS) durante los años 1980. Principal investigadora del programa Near Earth Asteroid Tracking (NEAT), y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA.
Descubrió unos 872 asteroides, incluyendo los dos primeros asteroides Atón: (2062) Atón y (2100) Ra-Shalom. También descubrió los asteroides Apolo (4660) Nereus y (4769) Castalia y los asteroides Amor (3240) Laocoon y (9969) Braille.
Falleció a los 76 años de edad.

 



OS RECORDAMOS QUE TAMBIÉN TENEMOS CIENTÍFICAS 

ENTRE LOS TÍTULOS DE NUESTRA COLECCIÓN 

DE BIOGRAFÍA DE MUJERES











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